domingo, 19 de septiembre de 2010

Umbral de Audición y Umbral de Dolor

Umbral de Audición

La audición constituye los procesos psico-fisiológicos que proporcionan al ser humano la capacidad de oir.
Más allá de las ondas sonoras (física del sonido), el proceso de la audición humana implica procesos fisiológicos, derivados de la estimulación de los órganos de la audición, y procesos psicológicos, derivados del acto consciente de escuchar un sonido.
Podemos dividir el sistema auditivo en dos partes:

     *Sistema auditivo periférico (el oído), responsable de los procesos fisiológicos que captan el sonido y lo envía al cerebelo.
     *Sistema auditivo central (nervios auditivos y cerebro), responsable de los movimientos psicológicos que conforman lo que se conoce como percepción sonora.

Escuchar musica muy seguido... mejora la capacidad de audicion? o empeora?


No es escucharla, el problema es como la escuchas, si escuchas metal a todo volumen tu capacidad auditiva se va a ver claramente afectada, en cambio si escuchas en un volumen moderado y que no te afecte mental ni físicamente, creo que cualquier música estará adaptada a que tus oídos la contemplen, en cuanto a que mejore.... no se mejora tu audición pero si la manera en que logras escuchar la música, a interpretarla y caracterizarla, esto es fundamentalmente con lo que trabaja tu mente cuando escuchas una canción, y es lo que ,con el tiempo, vas apreciando con mas interés y detallismo.

Umbral del Dolor

El umbral del dolor se define como la intensidad mínima de un estímulo que despierta la sensación de dolor.
¿Qué es el umbral del dolor?
Un golpe en el dedo gordo del pie que obliga a una persona a dar brincos y aullidos puede hacer que otra simplemente se sobe el dedo un momento y siga caminando. La diferencia entre estas dos reacciones puede deberse a que la segunda persona tenga el umbral del dolor más alto que la primera o a que su tolerancia al dolor sea mayor.
El umbral del dolor se define como la intensidad mínima de un estímulo (la fuerza más leve de un golpe o el contacto más breve con la fresa del dentista) que despierta la sensación de dolor. Los estudios hechos en el laboratorio con diferentes tipos de personas: esquimales, pieles rojas y caucásicos, por ejemplo, indican que casi todo el mundo tiene, sobre poco más o menos, el mismo umbral del dolor. Usando una lámpara de rayos infrarrojos para elevar paulatinamente la temperatura de la piel se ha visto que la mayoría de la gente comienza a sentir dolor cuando el calor llega a los 45° (lo que no es de extrañar, pues a esa temperatura es cuando el calor empieza a dañar los tejidos), y prácticamente todos se quejan de dolor antes de que la temperatura llegue a los 47 grados.
En lo que sí difieren unas personas de otras es en sus reacciones ante el dolor; lo que para una resulta intolerable, no altera a otra, aunque las dos sientan dolor. Hay dolores que producen angustia, depresión, náuseas y lágrimas en cierta gente pero no en otra. La tolerancia al dolor puede variar en una misma persona según las circunstancias y el estado psíquico. Si nos damos un golpe en el dedo gordo del pie al huir de un perro fiero o de un asaltante, probablemente no sintamos ningún dolor. El personal de los hospitales ha descubierto que la preparación psicológica suele reducir el dolor postoperatorio. Un paciente al que se le explica antes de operarlo cómo se va a sentir después, cuánto le va a doler y cuánto tiempo le durará el dolor, generalmente necesita menos analgésicos después de la cirugía que el paciente que no está preparado.
¿Cuál es tu umbral del dolor?


Ante el mismo daño, unos sufren más y otros menos. La culpa es de la genética, pero tranquila: la medicina está cambiando y las sufridas acabaremos siendo una especie en extinción.

     A nadie nos gusta, pero el dolor es necesario para garantizar nuestra supervivencia: es una señal de alerta de nuestro organismo que nos avisa de que algo no funciona correctamente. Pero no para todos es igual.
Una persona recibe un golpe y aúlla de dolor; otra, sin embargo, apenas siente nada. Para algunos, el dolor de cabeza es un trance intolerable; otros, en cambio, aguantan hasta que se desmayan. ¿Es que unos son más sufridos y fuertes que otros? La diferencia está en el umbral o la tolerancia que tenemos los seres humanos frente al dolor. Los estudios realizados con diferentes tipos de razas humanas, por ejemplo, indican que casi todo el mundo tiene, más o menos, el mismo umbral… pero con algunos matices.
...Ellos aguantan más...
     Muchas veces te preguntarás si exageras. La respuesta probablemente es no. Pero para comprobarlo, existen especialistas que pueden realizar una medición del dolor según distintas escalas unidimensionales (que analizan una dimensión del dolor) o multidimensionales (que analizan diversos aspectos como las sensaciones, la frecuencia, la intensidad…). Las hay particularmente útiles para los niños, con dibujos de expresiones faciales con las que podrán identificarse.
     Mediciones aparte, el nivel de dolor que llegan a sufrir dos personas con lesiones similares varía. Estas diferencias pueden ser reflejo de la educación o cultura de cada uno. Sin embargo, existen cada vez más pruebas de que la respuesta al dolor tiene mucho que ver con nuestros genes y nosotros, por supuesto, no tenemos control sobre ellos. Según explica el doctor Juan Pérez Cajaraville, director de la Unidad del Dolor de la Clínica Universidad de Navarra, “en la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, se han realizado investigaciones que indican que hay diferencias biológicas y psicológicas: influyen los genes, pero también aspectos emocionales, como las expectativas y los daños en el sistema nervioso”.
     Y aún podemos afinar más. Por ejemplo, mujeres y hombres no somos iguales y, por tanto, tampoco actuamos igual frente al dolor. De hecho, al contrario de lo que siempre hemos pensado, ellos aguantan mejor. Eso sí, parece ser que las mujeres responden mejor a los analgésicos.
     La diferencia la marca una proteína y las conclusiones del estudio que lo investigó se publicaron en la revista especializada Proceedings of the National Academy of Sciences. El trabajo indicó que una proteína (GIRK) en el organismo de los hombres transmitía el dolor con menor intensidad. Sin embargo, en las mujeres, si bien lo transmitía con mayor agudeza, era más sensible a la acción de los analgésicos.
     Proteínas aparte, los expertos empiezan a medir también otras variables como la experiencia personal. Por ejemplo, aquella antigua máxima de “Los chicos no lloran” ha acabado desarrollando mecanismos psicológicos de tolerancia al dolor entre ellos. Increíble, ¿verdad? Por otro lado, la tolerancia puede cambiar incluso con la edad: a medida que envejecemos, se producen unos cambios en el organismo que disminuyen en nosotros la percepción del dolor.
     Lo que sí está claro es que, frente a determinadas situaciones, la reacción es similar. Por ejemplo, si tropezamos en una huida frente a algún peligro, probablemente ni mujeres ni hombres seremos conscientes de ello. Esto se debe a que, dentro del circuito neurológico del dolor, los receptores de los opiáceos naturales –las encefalinas, las dinorfinas y las endorfinas– actúan como analgésicos sin interferir en la actividad motora. Éstas evitan que el cerebro sea consciente del dolor, lo que explicaría por qué, en algunas circunstancias, como en momentos de riesgo vital, en una huida o en la lucha, el organismo no es consciente del dolor. El deporte es uno de los mejores motores de producción de endorfinas; por ello, realizar cualquier tipo de ejercicio físico no sólo es beneficioso para mantener una forma física óptima, sino también para regular el dolor. Lo mismo ocurre con la risa o las reuniones
sociales satisfactorias, excelentes productores de endorfinas.

La dependencia del umbral de dolor y el umbral de audición de la frecuencia queda perfectamente reflejado en la siguiente gráfica:


Vemos como tanto el umbral de dolor como el umbral de audibilidad dependen de la frecuencia de la onda. No hay que fijarse demasiado en los valores numéricos exactos puesto que distintos autores dan valores distintos de intensidad umbral.
 
Muchas veces el sonido que percibimos es una mezcla de ondas sonoras de distintas frecuencias y distintas amplitudes, que sumadas unas con otras da lugar a lo que llamamos ruido, cuya representación gráfica es la de una onda sin forma:


Para acabar, aquí un VIDEO para que se hagan un test de audicion:

Ponga volumen normal, como si estuviera escuchando un video de Youtube. Vea el video y se
muy cuidadoso usando audifonos.
Por favor nunca aumente el volumen durante la reproducción del video solo para ver si se escucha algo.
Puedes determinar lo que puedes o lo que no puedes oír. Por lo general, dependiendo de la edad, las frecuencias audibles se situarán entre el 20-30 Hertz en la parte baja del espectro de audio, y 10-16 KHz en la parte alta del espectro de audio. Hay personas, sin embargo, que puede puede escuchar todo el espectro entre los 16 Hz (hertzios) y 20 kHz (kilohertz).

4 comentarios:

  1. que interesante, felicidades por el blog les quedo muy bien me gusto la informacion y todo en general :)

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  2. la informacion esta muy completa y el video es un buen detalle, es muy buen blog felicidades.

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  3. http://www.youtube.com/watch?v=4G60hM1W_mk en este en lace se muestra el test de la audicion se los recomiendo

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  4. muy buen material buen uso de las imagenes y el video muy interesante
    Luis Armando Quintero Esquer

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